sábado, 27 de marzo de 2010

LILIA


Princesita de mis sueños, te vi un día en brazos de tu padre,

perla fina de un mar eterno, llegastes a enamorarme.

Tus ojos se fijaron en mí y por un instante,

sentí la fuerza de la vida, que sereno mi alma;

un fino soplo de aire, aclaro mi mente,

Lilia, era como si el sol, la mar y el viento te acompañaran.

El tiempo curioso freno su paso, para mirarte en este día,

se entero que tu corazón estaba lleno de dulzor;

pues, se llena cada día de una dulce melodía,

para acunarte princesita, en los brazos del amor.

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