Me gusta el invierno con sus montañas nevadas,
cuando el sol las acaricia relucen sus caras blancas.
Me gusta hacer muñecos de nieve,
debajo de mi ventana;
entrar corriendo en mi casa,
con las manos y la nariz colorada.
Dicen, que ya llega el buen tiempo,
y yo miro hacia mis montañas;
las contemplo con gran pena,
yano están sus caras blancas. C. S.1987
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