Mi abuelo gran pescador siempre contaba una historia,
que aparte de mi abuela la mar era su otra novia;
con su corona de plata las olas vienen y van,
mecen mi barca suave, coquetean con afán.
Como no la voy a querer, con solo decirle hermosa,
de peces llena mi red.
Así cuando ya sé marchaba,
mirándola se quedaba, prometiéndola volver.
Las olas de la mar como novia enamorada,
con una especial ternura, sus pies al marchar besaba.
Escrita 17-2-1988.
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