El jardín del amor, visitaste niña mía,
y tu corazón en flor dejaste prendido un día.
Era como un laberinto que tenías que seguir;
y tu joven corazón, se negaba de él salir.
Andaste sin precaución, sin saber bien el camino,
allí encontraste el amor y se selló tu destino.
Con cuerpo de adolescente y con ansias de querer,
saboreaste la vida y te convertiste en mujer.
Niña mía, en aquél jardin que tú visitaste un día;
hoy luce una nueva flor, que entre dos le distéis vida.
Año 1988
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