lunes, 30 de agosto de 2010

MIEDOS OCULTOS EN EL ALMA

Tengo miedos ocultos en mi alma, los cuales no demuestro con la sonrisa de mi cara. Desde el momento que llegue a este mundo, el destino maestro sabio empezó a marcarme el camino y puedo aseguraros que no fue fácil, más bien todo lo contrario. La soledad ha sido mi compañera desde la niñez, la adolescencia, la juventud y la vejez; la realidad es que a todo te acostumbras. Cuando digo la palabra soledad, no quiero decir que estoy sola, es algo interior que invade todo mi cuerpo, pues todos los seres que me aman están a mi alrededor, pero siempre mi corazón pide más y me pregunto: ¿es que me he vuelto egoísta con la edad? La verdad es que como todo ser humano, me gusta saber que me quieren y además que me lo demuestren. Como os conté una vez, tengo siete nietos pero, cinco de ellos ya vuelan tan alto como los pájaros. ¡Hay! Aunque no los vea a menudo, los amo con todo mi corazón. Los más pequeños son los que me contagian ahora su alegría Daniela con cinco años y Joel con uno. Sin ellos saberlo, son los dos puntales que aguantan mi vida y me dan fuerza para andar nuevos caminos. Yo no tengo solo un cielo por encima de mí como todo el mundo, tengo dos cielos más, que en sus ojos inocentes brillan pequeñas estrellas, además de ser como dos soles que me dan calor, a veces también son variables como la misma luna, se tornan caprichos pero, son tan cariñosos, que cuando están conmigo, sus sonrisas y alegría hacen que se esfumen los miedos que tengo escondidos en mi alma.
Para todos mis nietos desde los más mayores a los dos más pequeños, con amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario