martes, 7 de diciembre de 2010

MONOLOGO ANTE EL ESPEJO

Tú que me ves cada día ¿notas el paso de mis años? ¡No! no me contestes, pues si lo hicieras acabaría pensando que estoy loca. Sé quien fui y quien soy, mi imagen de hoy, poco tiene que ver con la de un ayer bastante alejado, de vez en cuando desnudo mi alma y ella sigue como antes, siempre ansiosa para dar amor, comprensión y esparcir alegría entre mis seres queridos. Pero ¡ay! Cuando desnudo mi cuerpo, la experiencia no es tan lisongera. Envejezco un poco cada día y me cuesta asimilarlo, hay momentos en que la verdad me hace llorar, aunque por otro lado, hay que aceptar la vida tal cual viene. A veces me siento sin fuerza, no para escalar una montaña, sí por escalar algún que otro pequeño problema que ante mis ojos crece y va creciendo día a día. ¿A quién recurro? A mi hija no parida, ella tiene paciencia de santa conmigo, a veces me sabe mal molestarla, no quiero ser un peso colgado en su cuello, "porque la quiero". Para mi la magia de su saber lo arregla todo. Hoy incluso me ha dado un consejo -me ha dicho- deja por hoy lo que estás haciendo, mañana lo miraremos; hemos cambiado nuestros papeles, yo soy la vieja niña y ella la madre amorosa que me enseña y me entiende. Gracias por lo de hoy, por lo de ayer, y por lo que pueda venir, gracias Cristina.

1 comentario:

  1. Ay que ver que todos os empeñais en hacerme llorar!! jejeje yo tambien te quiero hija, jejejeje

    ResponderEliminar