lunes, 27 de diciembre de 2010

NI YO SE EL PORQUE

La verdad es que no sé porque me siento vacía por dentro, no sé porque los largos brazos de la soledad me abrazan, siempre en el momento justo, cuando mis ojos lloran con lágrimas llenas de sal que escuecen mi piel. Si yo no sé el porque, si yo no me entiendo a mi misma, ¿cómo pueden entenderme los demás? Mi corazón rebosa amor todos los minutos que tiene un día, pero la felicidad me deja sola, se aleja de mi de puntillas, dejando entre mis manos el regalo de una brisa suave llamada esperanza, que aprieto dulcemente muy cerca de mi corazón, que no acaba de entender porque las ilusiones en estos días especiales de la Navidad; ante mi se desvanecen por si solas. Me quedo sin luz y en la oscuridad de un sueño profundo, escucho el grito silencioso de la angustia que me recorre el cuerpo. Necesito una mano amiga que haga cosquillas en mi alma sencilla y en mis labios temblorosos por el miedo se dibuje una abierta sonrisa para ser feliz. No es mucho lo que pido, sólo ser yo misma y ser amada y aceptada tal cual soy.
Porque nadie es perfecto.

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