lunes, 20 de diciembre de 2010

UN REGALO DE NAVIDAD

Cuando entramos en el grupo de la tercera edad, sabemos como somos y hemos sido, envejecemos con la sonrisa aflorando en nuestros labios, no tenemos prisa al andar por el camino de la vida. Somos del grupo del cincuenta, la mayoría seguimos en este mundo terrenal, algunas y algunos ya han traspasado los limites de la vida, son pioneros y pioneras buscando nuevos caminos en un mas allá cercano al cielo. Sin correr la misma sangre por nuestras venas, somos familia, estamos hermanadas por la amistad. Yo las veo muy poco, vivo algo lejos de ellas pero no obstante nunca las olvido. El sábado dieciocho de Diciembre tenía que comer con ellas y llevarles las postales que hago yo misma cuando esta cercana la Navidad, todo lo tenía preparado, pero ¿sabéis aquel refrán? ¡Perro flaco todo son pulgas! Yo soy algo parecido sin ser perro ni tener pulgas. El día dieciséis jueves estaba ingresada en urgencias, para que voy a contaros más, soy un caso, suerte que mi marido llevo las postales a casa de Pepita (una de las que nunca falla) no como yo, que siempre quedo rezagada por el camino. Mi marido cuando llego a casa traía entre sus manos una bolsa de color rojo -diciéndome-este es un regalo de Navidad que te han hecho tus amigas. El corazón me dio un salto de alegría, me emocioné sin poder evitarlo, encontré dentro de la bolsa una postal muy grande y graciosa escrita con el corazón y firmada por todas ellas, además una preciosa pulsera con mi nombre encima y por debajo -decía- somos el grupo de los cincuenta. ¡Dios! Cómo me emocione, parece ser que era una sorpresa para mí que todas querían entregarme en aquella comida que yo no pude asistir.
Las lágrimas mientras escribo siguen resbalando por mi cara. Llame mientras comían para darles las gracias, Aurora mantenía el móvil en su mano y escuché cuando les decía que era yo, todas gritaban para desearme feliz Navidad.
Me hubiera gustado como una película de dibujos animados, tener los tentáculos de un pulpo para abrazarlas a todas a la vez, pero ellas saben que las quiero, que han formado parte de mi vida siempre, y yo he sido también parte de la suya desde que las conocí, en aquellos años tan lejanos en el tiempo y a la vez tan vivos y cercanos dentro de mi corazón. Con todo mi cariño para todas vosotras amigas del alma. presumo siempre de nuestros cincuenta y tantos... años de amistad.

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