lunes, 29 de noviembre de 2010

Retazos de la princesa de las hadas

En el mundo de la imaginación, en un tiempo muy lejano entre la tierra y las nubes, existía el país de las hadas.Como cualquier otro país, era gobernado por su rey y su reina que vivían felices en un palacio, cuyas paredes eran de un cristal tan reluciente, como la luz del sol que les acompañaba durante el día con su reflejo, dándoles calor a sus cuerpos y luz a sus vidas. Llegado el momento en que el sol se escondía para irse a la cama, el cielo desplegaba su manto de estrellas plateadas; mientras la luna, siempre curiosa miraba por las paredes y ventanas transparentes del palacio, le gustaba observar la vida de las hadas y los hados.
En el gran palacio, no vivían solamente sus majestades el rey Aike y la reina Adilia, estaban acompañados por muchos hados y hadas, todos tenían su trabajo.
Damas de la reina, consejeros del rey, cocineras, mensajeros, ¡buf! ..Un montón de hados y hadas. ¡Huy!... me olvidaba también habían médicos. Aquella noche el rey paseaba inquieto por palacio, su querida esposa Adilia estaba muy nerviosa esperando la llegada de su primer hijo, no sabía si sería niño o niña pues no quiso preguntar a su amiga consejera y adivina el hada Celin. Como el hada Celin no dijo nada a nadie (aunque ella ya lo sabía) las hadas curiosas corrían por el palacio de un lado a otro, las más nerviosas volaban por las habitaciones, salían por cualquier ventana, tocaban las nubes, y les preguntaban a las estrellas. ¿Sabéis si es un niño o una niña el bebe que va a nacer? Las estrellas sonreían y con voz suave les decían. -Calmaos bellas hadas, muy pronto lo sabréis.
Y así fue, al llegar la madrugada, cuando la luna medio dormida empezaba a esconderse para dar paso al sol, que poquito a poco intentaba asomarse a través del manto del cielo, se escucho el llanto de un bebe. Mientras la estrella del alba se frotaba los ojos para disimular sus lágrimas, ella intuía que podía ser una niña y así era, había nacido "la princesa de las hadas" Rápidamente, corrió a dar la noticia a sus amigas, las pequeñas estrellas que ya se metían en la cama, después al viento que silbaba de satisfacción, al trueno que se reía con voz fuerte, al rayo que hacía piruetas de fuego en el aire, El pobre sol, que en aquel momento quería que sus casi vecinas pudieran ver su cara de alegría, se quedó oculto por las nubes, y medio sordo por el trueno, que resonaba como cien trompetas a la vez, pero esto no fue todo, el rayo zitzagueaba y el viento silbaba a su alrededor llamando a la lluvia, esta acudió ligera y empezó con su monótono tictac, en las paredes de cristal a componer una dulce melodía que parecía una nana.

1 comentario:

  1. Carmencita!! justamente has ido a poner lo poco que me he leido del libro jajajaja!!! bueno,que sepas que te he dedicado un premio en mi blog, y que en teoria, tu se lo tienes que dedicar a 7 personas mas y contestar las preguntas, pero como se te va a hacer dificil, lo dejamos en que me des las gracias y ya esta jajaja Te quiero. Muaks

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