miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA CUNA VACIA

Te lleve en mi cuerpo
nueve meses largos,
fueron en mi vida
nueve meses vanos.
Naciste de mí, que triste experiencia
cuando al poco rato me quedé sin ti,
tanto te quería, y en aquél momento
me quedé vacía.
No había nada a mi alrededor,
sólo la amargura y un gran dolor.
Dónde estabas Dios
cuándo se moría,
té llamaba a gritos
y tú no me oías.
Te llevaste a mi hijo
y a mí me dejaste
la cuna vacía.
Amor de mi vida,
mi niño pequeño,
me queda el recuerdo
de tu pelo negro.
No pude siquiera
estrechar tu cuerpo,
ni llenar de besos
tu pequeña cara.
Donde estés deseo
tengas dulces sueños,
aunque yo no pueda
cantarte una nana.
En las noches de lluvia y de viento,
parece que el aire acerca a mi oído
el llanto de un niño,
el triste lamento de mi hijo perdido.
Ha pasado el tiempo
mengua el sufrimiento,
Dios no es rencoroso;
tengo otro hijo que es fuerte y hermoso.
Él es mi alegría,
pero... sigue estando en mi corazón
la sombra de aquella cuna vacía.
Han pasado 36 años y es la primera vez que esta poesía sale a la luz.

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