sábado, 19 de junio de 2010

UN PASADO LEJANO

Hay momentos que llevo en mi cara, la mirada alegre del payaso, la pena por dentro y la risa por fuera. Soy consciente que la vida junto al destino, empuja día a día mi camino, porque cada vez se me hace más difícil subir la cuesta arriba. Sé que el pasado no vuelve, sé que el tiempo se me escapa de las manos, y yo lo dejo marchar lentamente, mientras mi mente revive recuerdos pasados.
Tendría yo cinco años, la edad de mi nieta pequeña, me gustaba ver como mi madre compraba en la plaza; mis ojos curiosos se iluminaban viendo el ir y venir de la gente. Un día decidí hacer yo la compra, cogí el pequeño cesto que tenía y a mi muñeca de cartón, mi mamá no me vio salir de casa pero, sí me vieron los trabajadores del tinte por las ventanas que daban a mi calle, y uno de ellos fue avisarla. Yo iba hablando feliz con mi hija de cartón, la gente me miraba y sonreía mientras mi madre corría detrás de mí; me asuste, me pilló de sorpresa y encima me castigo, mas esta vez no me pegó, pero en realidad, esta es otra historia. Me pregunto después de haber transcurrido sesenta y seis años ¿porqué el pasado esta tan vivo en mi mente?

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