Estoy rodeada de sombras y sueños, que quedan dormidos dentro de mí, me acompaña la soledad durante muchas horas al día, no hay palabras, reina el silencio; roto solamente por el tic... tac... del reloj.
En algunos momentos, pienso que soy una montaña difícil de escalar, pero en realidad soy un ser humano lleno de sentimientos, que hablan por si solos con mi alma.
Soy libre, pero me siento prisionera, en una cárcel de puertas abiertas y ventanas cerradas.
Tengo un escondite dorado, que me ayuda a llenar las horas del día a día, "los libros" me encanta leer, son mis amigos, aprendo de ellos y me ayudan a aguantar sobre mis hombros la edad que tengo. Aún me queda fantasía para escribir cuentos de hadas y gracias a ello, me siento liberada de mi soledad.